Primero estuve en Miami, en la Escuela Internacional de Evangelización CSCV-USA. Fui a compartir el curso Timoteo, un intensivo en donde se trataba de reventar la creatividad para leer, subrayar y memorizar textos bíblicos. Disfruto tanto cuando me toca dar estos cursos... ¡fue una gozada!
Luego volé a Guadalajara para un Encuentro Regional de Jóvenes en Zamora, Michoacán. La juventud congregada me robó el corazón (como siempre). Me invitaron a predicar, y terminé contando cuentos, haciendo prestidigitación y proponiendo juegos. No sé qué hubo más, si las lágrimas o las risas.
La aventura continuó en San Diego, California. Ahí me esperaba una comunidad sedienta de santidad. El curso Cristomorfosis que les impartí trataba sobre eso: “Lo contrario de ser santo no es ser pecador, sino fracasado” (Cantalamessa). Los organizadores tuvieron la precaución de colocar cajas de pañuelos desechables en cada mesa... Previsión cumplida: al final todos llorábamos, hambrientos de más santidad.
Finalmente, el fin de semana pasado estuve en New Jersey. Era la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (que convocó unos 2 millones de jóvenes); pero había muchas personas que, deseando participar, no pudieron ir a Madrid. Así que se convocó una vigilia con ellos para orar y ver la JMJ en pantalla gigante. ¿Mi papel en esa amanecida? Anunciar el kerygma a los muchachos con trucos de magia y animarlos en la adoración... ¡Sí que nos reímos! ¡Esto de ser “diversionero” es una correría llena de aventuras!
En el ínterin tuve que cambiar de calzado porque el par anterior se había gastado.