jueves, 26 de junio de 2008

La Palabra

Ilustración: Ron Dicianni

Dios:

¡JESÚS!

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

miércoles, 25 de junio de 2008

Admira-Sión


Dios:

¡






!

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

martes, 24 de junio de 2008

Génesis y Apocalipsis

Dios:

Mi origen y mi meta:
provenir de ti
con un porvenir:
tú.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

lunes, 23 de junio de 2008

Tú com-pones

Dios:

A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

viernes, 20 de junio de 2008

La es-pirar del martirio


Dios:

Respirar tu aliento,
aspirar tu vida,
transpirar tu presencia,
conspirar contigo,
expirar tu fragancia,
inspirar a otros
para
respirar tu aliento,
aspirar tu vida,
transpirar tu presencia,
conspirar contigo,
expirar tu fragancia,
inspirar a otros
para
respirar tu aliento,
aspirar tu vida,
transpirar tu presencia,
conspirar contigo,
expirar tu fragancia,
inspirar a otros
para
respirar tu aliento,
aspirar tu vida,
transpirar tu presencia,
conspirar contigo,
expirar tu fragancia,
inspirar a otros…

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

jueves, 19 de junio de 2008

Ver y dad


Dios:

La verdad sea dicha:
Mi alma será beldad
Cuando la ver-dad
sea mi dicha.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

miércoles, 18 de junio de 2008

Péndulo


Dios:

Nuestra vida oscila
entre aclamarte y clamarte,
entre clamarte y aclamarte.

En tiempo de desolación
recibe nuestro clamor.
En tiempo de consolación
recibe nuestra aclamación.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

martes, 17 de junio de 2008

Río

Dios:

Río,
río
y río.
Mucho río.
Mientras más me zambullo,
más río.

Tú eres mi río.
Por ti me río.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

lunes, 16 de junio de 2008

Su mar

Dios:

La cruz es signo de más,
no de menos.
Cuando la alzamos como un signo de menos
para restar dignidad
a los demás,
entonces la cruz está de más.

La cruz está para
sumar vidas
sumergidas
en su mar.

No es un signo de sumisión explotadora.
Sí es un signo de su misión liberadora.

No es un signo de sugestión hipnotizadora.
Sí es un signo de su gestión transformadora.

No es adicción.
Sí es adición.

No es negativo.
Sí es positivo.

Que el fuego de tu cruz me con-suma.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

jueves, 12 de junio de 2008

¿Informe me-teológico?


Dios:

Precipitaciones torrenciales
con precipicios siniestros
a diestra y siniestra…
No me precipito.

Abba-n-dono:
deslizarme en esta Abba-lancha.
Re-mar,
calmar,
re-mar,
calmar:
volver a la calma de tu mar.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

miércoles, 11 de junio de 2008

Ya llegué a Santo Domingo. Fue un viaje de aventuras con el amado Dios. Retomo el blog con una reflexión realizada hace años, que hoy vuelvo a beber.

Un mensaje del más allá

Cuando laboraba en una escuela de formación de evangelizadores, me preguntaba si en el Cielo habría algún tipo de escuela. ¿Será que en el Cielo encontraremos alguna escuela de evangelizadores? El que anuncia una Buena Noticia es un evangelizador (Evangelio=Buena Noticia). ¿Quiénes son los enviados por Dios desde el Cielo para ser estos mensajeros? Los ángeles. Tal vez exista una escuela de formación de ángeles en el más allá.
No es que ellos necesiten pasar por un proceso para llegar a ser ángeles que adoran al Señor (los ángeles son ángeles desde que son creados). Más bien esta escuela celestial se encargaría de darles las instrucciones precisas para cada misión terrena: ¿Cómo lidiar con los seres humanos? ¿De qué manera manifestarse a ellos? ¿Qué hacer para no asustarles más de la cuenta?
Puesto que mi imaginación volaba mucho, me encontré con rapidez en el salón de clases en donde arcángeles, querubines, serafines y demás miembros de la corte celestial se entrenaban para ser carteros del Rey de reyes. Imagínate: alas colgando por doquier, mapas de los más recónditos rincones de la Tierra, vestimentas de todo tipo para adaptarse a las distintas culturas humanas, computadoras con los datos personales de cada hij@ de Dios, los nombres de sus perros (para calmar los exaltados ánimos caninos ante una aparición del cartero)…
Para sorpresa mía, el énfasis de la lección no era sobre “cómo entender mejor la complicada psicología humana” (los ángeles no están para ser psicólogos). El tema de la clase era: “Qué decir a los hombres cuando vayas a aparecerles”.
La enseñanza era sencilla: “Cuando te apareces a una persona, lo primero que le dirás, luego de saludarle, es: ¡No temas!”.
Me figuro a cada heraldo volando de un lado a otro, memorizando las dos palabras: “No temas, no temas, no temas…” Creo que los pregoneros celestiales aprendieron muy bien la lección.
Zacarías, el padre de Juan Bautista, estaba en el altar del Santuario cuando se le apareció el ángel. Lo primero que éste le dijo fue: “No temas, Zacarías…” (Lucas 1,13).
Seis meses después, el ángel Gabriel fue enviado a una joven llamada María, para anunciarle que había sido escogida para ser la Madre del Salvador. Luego del saludo de rigor (“alégrate, llena de gracia…”), las palabras de Gabriel fueron: “No temas, María…” (Lucas 1,30).
Para comunicar a San José esta misma noticia de la encarnación del Salvador, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas…” (Mateo 1,20).
Luego, en el nacimiento de Jesús, un ángel se presentó a algunos pastores para compartirles la Buena Noticia de la llegada del Mesías en el pesebre de Belén. Adivina ¿qué fue lo primero que les dijo? Seguro que acertaste: “No teman…” (Lucas 2,10).
Pasaron los años, y nos encontramos con la Resurrección del Señor. Unas mujeres fueron a visitar el sepulcro. El ángel se dirigió a ellas y les dijo: “Ustedes no teman…” (Mateo 28,5-6).
Más tarde, en un viaje misionero, san Pablo se hallaba en medio de una tempestad. Otro ángel fue mandado para confortarle con unas palabras ya conocidas: “No temas, Pablo…” (Hechos 27,24). (Adivinaste, ¿verdad?).
“No temas”. Palabras de vida, de ánimo, de esperanza y consuelo. Se ve que los ángeles se formaron muy bien en su escuela.
Hoy, sustituye los nombres de Zacarías, María, José y Pablo por tu propio nombre. En lugar del rostro de los pastores o de las mujeres de la Resurrección, coloca el tuyo. Y escucha cómo un enviado angelical te anima: “¡No temas, (aquí va tu nombre)!”.
Dicen algunos estudiosos de la Sagrada Escritura que la frase “no temas” aparece unas 366 veces en la Biblia. Una para cada día del año. ¡Dios tomó en cuenta hasta los años bisiestos! Dios Padre, desde el principio, ha estado enormemente empeñado en decirte que no tengas miedo. Algunos ejemplos:
“No temas, Yo soy tu protector, tu recompensa será muy grande” (Génesis 15,1).
“¡No temas ni te acobardes!…” (Josué 8,1).
“¡Alerta, pero ten calma! No temas, ni desmaye tu corazón…” (Isaías 7,4).
“No temas, pues Yo estoy contigo, no mires con desconfianza, pues Yo soy tu Dios, y Yo te doy fuerzas, Yo soy tu auxilio y con mi diestra victoriosa te sostendré” (Isaías 41,10).
“No temas, porque Yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú me perteneces” (Isaías 43,1).
“No temas, pues no vas a ser defraudada, no tengas vergüenza” (Isaías 54,4).
“¡No temas, ni te tiemblen las manos!” (Sofonías 3,16).
Jesús, quien es Dios en forma humana, vino a recordarnos este mensaje que por siglos nos venía de su Padre: “¡No temas!”. Cristo, por ser igual a su Padre (“de tal palo, tal astilla”), no tenía un mensaje diferente que comunicarnos:
“No teman, pues hasta los cabellos de sus cabezas están contados” (Mateo 10,30).
“Ánimo, no teman, soy yo” (Mateo 14,27).
“No temas; solamente ten fe” (Marcos 5,36).
“No temas, pequeño rebaño, porque al Padre le agradó darte el Reino” (Lucas 12,32).
El día de su Resurrección, Jesús salió al encuentro de unas mujeres, les da el saludo de la paz, y agrega: “No teman; vayan a anunciarlo a mis hermanos…” (Mateo 28,10).
Años después, cuando san Pablo se encontraba dando testimonio del amor de Dios, el Señor le dijo en una visión: “No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te pondrá la mano encima para hacerte mal, pues tengo yo un pueblo numeroso en esta ciudad” (Hechos 18,10).
En los últimos tiempos dirá el Señor: “No temas, soy yo, el Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos…” (Apocalipsis 1,17-18).
Saca tus propias conclusiones. Yo tengo la mía: Dios nos quiere libres de todo síntoma del temor que esclaviza. ¿Todavía tienes miedo de algo o de alguien? El amor de Dios por ti es tan grande que echa fuera todo temor:
“Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor” (1 Juan 4,16.18).
Dios te ama. Por eso, no temas. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5,5). El aliento del Divino Espíritu te da las cinco V: Vida, Valor, Valentía, Vigor y Victoria. Y el miedo se va. ¡Huye de ti!
El Papa Juan Pablo II ha sabido ser un “ángel”. Su pontificado se inició con un grito que pronunció el 22 de octubre de 1978: “¡No tengan miedo!”. Frase que tuvo y que todavía tiene profundos ecos en el mundo.
“¡No temas!”. Es el mensaje que Dios, desde siempre, te ha enviado desde el más allá. Necesitamos ángeles para este pregón. A propósito, ¿te animas a ser un “ángel” para comunicarlo a los demás que están más acá?