martes, 27 de septiembre de 2011

Tuvimos una visita relámpago a Santo Domingo. Ver a familiares y amigos siempre es reparador. De ahí volé a México, al Retiro Nacional de Servidores de la Renovación Carismática. 5,500 servidores se citaron en Puebla. Fue un fin de semana de dejarme guiar por el Espíritu. Maravilloso. Luego viajé a Cárdenas, Tabasco, para un congreso de oración. Allí, el calor del ambiente se unió al calor de la gente. Jesús nos dio unidad y amor. En estos dos viajes me cansé hasta enfermarme. Creo que es momento de detenerme y descansar... en el maestro. Ahora que he vuelto a Nueva York, hasta la bruma que se cuela entre sus rascacielos parece invitarme a reposar.