No olvidaré este pasado fin de semana. Me invitaron al Congreso de Jóvenes 2011 (CDJ), en el Sports Arena de Los Angeles, California. Ha sido uno de los eventos con mayor organización que he participado. Motivar a 9,000 jóvenes a invitar a Jesús a quedarse con nosotros fue una gozada. La camaradería que se armó fue instantánea. En los pasillos me abordaban muchachos y muchachas, algunos queriendo fotos; otros, un mensaje escrito; y otros, oración. ¡Cuántos talentos extraordinarios vimos en esos días! En el avión de regreso a Nueva York, mi corazón reventaba de agradecimiento.
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