lunes, 18 de octubre de 2010

Por primera vez estuve en Canadá. Me invitaron a Montreal para compartir con los jóvenes un retiro espiritual. Siempre se me olvida pedir con anticipación, entre los materiales de apoyo, pañuelos desechables... Hasta los adultos que fueron a apoyar lloraban con los jóvenes. Pero creo que nos reímos más. Les hablé del Príncipe de corazones. Al final, una muchacha me suplicó que le regalara la J de corazón de mi baraja. Tuve que desprenderme de él; pero, gracias a Dios, ya la "magia" estaba impregnada en el ambiente.

2 comentarios:

Laura E. dijo...

con razón que no te veía por ningún espacio cibernético :)...
Bendito sea Jesús! Que el Espíritu siga haciendo Chispa, Chispa, Chispa! :P

Abrazo-te mi hermano!

Anónimo dijo...

Que preciosidad!!!
Nunca olvidaré cuando me enseñaste la magia de Dios en La Plaza de Oriente.
¡Gracias yuan!
¡Gracias Señor!