miércoles, 26 de enero de 2011

Aruba es una isla pequeña pero con gente de corazón grande. Ahí estuve como diversionero el fin de semana pasado, en un curso en el Centro Pastoral, hablando de pesca, turismo, sapos y sal en términos de evangelización. Jugamos con imanes, rompecabezas y delantales. Risas, lágrimas, oración y mucha reflexión entre todos.

1 comentario:

cinthya rios dijo...

que bonito es apreciar las maravillas del SEÑOR así como lo hiciste en esta isla,espero que se hayan llenado del ESPIRITU amoroso que TODO lo dá
salu2