jueves, 2 de junio de 2011

De regreso de Los Mochis, México, en donde participé de su Encuentro Diocesano de Jóvenes, me doy cuenta de que, más allá de las fronteras, los jóvenes en el mundo tienen las mismas necesidades: de amor, confianza, seguridad, sentido, ser escuchados. Antes estuve en el Encuentro Juvenil de Perth Amboy, New Jersey, y vi las mismas urgencias. A veces me canso y quisiera callar y tomar unas "vacaciones", pero estos encuentros con la juventud me impulsan a seguir compartiendo la magia del amor de Dios: ver a 1,200 jóvenes entregar su corazón a Jesús... no tiene precio más que la sangre del Cordero.

1 comentario:

cinthya rios dijo...

GLORIA A DIOS por los jovenes
salu2 y Bendiciones desde mexico :)