domingo, 29 de agosto de 2010

Re-cuerdo de lo-curas


Dios:

Estaba loco porque pensaba que eras un gigante, que tus pasos iban de montaña a montaña. Recuerdo que tu inmensidad me provocaba temor: tenías que ser inmensurable para divertirte con la tierra y las estrellas. Jugabas al billar con la Luna y el Sol. Estaba loco porque mi cabeza no abarcaba tu «cerebro». Eras lo inalcanzable y lo incansable, y yo, lo endeble y lo cansable. Recuerdo: lo que se escribía de ti en las páginas y en las piedras no era suficiente para envasarte en los límites de las palabras. Estaba loco: creía que eras un cíclope con un ojo avizor para verlo todo, incluyendo lo transparente, lo oscuro y lo extra-brillante. Tu mano arriba de mí, vigilándome… Recuerdos dinosaurios de épocas pretéritas…

No estaba loco porque te contemplé menor, liliputense, más que enano, pitufo. Recuerdo mi mudanza de percepción cuando te descubrí retirando el velo, y te vi en la simplicidad de una hoja sin pliegues y en la sencillez de unos trazos de niño. No estaba loco cuando te observé de mi estatura, estrenando, como yo, piernas para volar, y entrenando manos para dar. Recuerdo tu línea curva de oreja a oreja cuando de mis pupilas afloraban manantial de agua que salta hasta la vida eterna, extasiadas por tu brillo que cegaba y despertaba. Como menor que eres, hoy sé que nos extiendes tu invitación al club de párvulos. Sólo así he visto tu omnipotencia: en la impotencia de un mundo frágil, como una bola de billar hecha de cristal. Tu mano debajo de mí… sosteniéndome… No estaba loco… Creo que eras tú… el Loco.

Re-cuerdo: Volver a ser cuerdo en tu locura que todo lo cura.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

martes, 24 de agosto de 2010

Compartimos con unos 1,600 jóvenes convocados por la Comunidad Siervos de Cristo Vivo, de Panamá. Fue un encuentro de curación interior. Asistió el Arzobispo de Panamá para animar a los chicos. Hablamos sobre los virus y antivirus instalados en nuestros "discos duros". En mi papel de diversionero les hice juegos de prestidigitación. Reímos y lloramos con el amor sanador de Dios. Al caer la tarde se les repartió una segunda tanda de comida gratis (¡y al final sobraron platos!), gracias al milagro de la generosidad de muchos donantes de solidaridad.

martes, 17 de agosto de 2010

Este fin de semana estuvimos Cristian y yo invitados a Aguadilla, Puerto Rico. Era un retiro espiritual sobre la mano de Dios. Hablamos de que la mano de Dios no estaba arriba, sino abajo, sosteniéndonos (¿practicamos surfing sobre su mano para caminar sobre las aguas?). Hablamos de que la mano de Dios no se ha acortado y que somos la extensión de sus manos (¿cuando él extiende sus manos cuenta con nosotros?). Hablamos de los 10 dedos de las manos de Dios (10 acciones de Papá en la parábola más conocida de Jesús). Hablamos de la mano de Dios como medio de transporte mientras estamos en la Tierra como turistas de paso, y de permanecer pequeños bajo su mano. Hablamos y hablamos; pero sobre todo, escuchamos.

sábado, 7 de agosto de 2010

La Escuela Internacional de Evangelización en Miami me envolvió en alegrías. La sed de orar hizo que me invitaran a compartir un curso sobre la oración. Me sentí latinoamericano con carrocería de chino, en medio de tantos inmigrantes (de México, El Salvador, Nicaragua, Perú, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Colombia) que se sabían hermanos en una tierra extranjera. Nos unía el lenguaje común: el amor reventado en creatividades.