viernes, 29 de febrero de 2008

Humusdad


Amado hermano Francisco,
esposo de la Dama Pobreza:

¡Paz y bien!

Lo divino en ti
se parece tanto a lo humano en Dios.

Eres hermano, humano y humilde.
Lo humano viene del barro de la tierra,
y “humilde” proviene de “humus”,
la tierra fértil que fecunda.
Ella es el fruto que da frutos.

Humildad.
Humus-dad.
Dad humus.
Dad vida.
Fertili-dad.
Fecundi-dad.

Dios vino a Asís,
no a juzgar,
sino a jugar,
contigo así,
alegre juglar.

A ocho siglos de tu llamado,
tu pobreza sigue enriqueciendo mi vida,
haciéndola más fecunda, más fértil, más vida.

Del lobo amenazador,
sales fiador,
amansador de fieras.

Cuando yo sea “grande”,
quiero ser “pequeño”,
como tú,
amasador de virtud.

Me imagino tu guiño
y tu sonrisa
sin fronteras.

Te bendigo,
ciudadano universal.
Bendíceme, Francisco,
transeúnte del infinito.

Amén
se-los-unos-a-los-otros.

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